domingo, 10 de marzo de 2013

Un barco sin rumbo

Entrada correspondiente al 18 de Diciembre de 2012.

Tenía pensado sacar algo hace unos días, justo después de la derrota antes los Cavs en Cleveland y con toda la “inspiración” que a veces da la decepción y, por qué no decirlo, el cierto grado de enfado que proporciona ver semejantes esperpentos. Sin embargo, con todo el lío de los últimos días (y semanas) me ha sido imposible. Siendo “resultadista”, los Lakers se han empeñado en querer echarme un poco por tierra lo que tenía pensado escribir poniéndolos verdaderamente a caldo. Y recalco lo de “siendo resultadista”, porque más allá de las dos últimas victorias a domicilio en Washington (contra unos Wizards que son el peor equipo de la Liga) y Philadelphia (contra unos Sixers sin el eterno lesionado Andrew Bynum y además sin Jrue Holiday) tras la previsible derrota en el Madison ante los Knicks las sensaciones, si no tan calamitosas como hasta hace unos días, siguen siendo bastante mediocres. Eso sí, han provocado, junto al tiempo de más que me he tenido que tomar para terminar esto, que mi tono se haya moderado bastante.


He aquí los “fríos” números: 25 partidos jugados hasta la fecha, con un balance de 11 victorias y 14 derrotas. 1-4 con Mike Brown, 4-1 con Bernie Bickerstaff y 6-9 con Mike D’Antoni. Una racha de malos resultados que, salvando los últimos dos encuentros, había dejado una triste serie de una mísera victoria en siete partidos bajo la batuta del italo-estadounidense. Se pueden extraer muchos datos más, pero prácticamente ninguno bueno. Llegados a este punto, resulta obligado hacerse esta pregunta: ¿qué está pasando con los Lakers en esta 2012-13, campaña en la que se supone que volvían a ser candidatos a todo? Mucho me temo que ni ellos mismos son capaces de dar respuesta alguna.

Dejando aparte el machacado tema del cambio de entrenadores, y aun con las numerosas e importantes bajas, lo cierto es que no hay excusas. Este equipo no es capaz de jugar a absolutamente nada. El juego de los angelinos da auténtica pena a ambos lados de la pista. La, a priori, mejoría ofensiva que iba a ofrecer la plantilla bajo la batuta de D’Antoni se ha visto con cuentagotas, mientras que la previsible falta de defensa sí que ha sido una constante prácticamente desde el minuto uno. Los bases rivales, por ejemplo, han dado auténticos clínics, lo que a estas alturas no debería extrañar a nadie.

Lo más terrible a mi juicio es la inquietante similitud que se está empezando a apreciar con los LAL del curso pasado. Sí, ésos que antes de la llegada del soplo de aire fresco que supuso Ramon Sessions eran capaces de encadenar más de una decena de partidos sin alcanzar los 100 puntos anotados.

Puestas encima de la mesa las cifras, quedan por ver otros aspectos que ayudan a comprender la no precisamente boyante situación que hay a día de hoy en Hollywood.


Lesiones

Recordando en parte a lo que fue aquella decepcionante campaña del curso 2003-04, estos Lakers del “Big Four” se están encontrando con un “aluvión” de lesiones que nadie hubiera sido capaz de prever:

  • Nash. Su lesión sigue siendo a día de hoy un caso bastante extraño. Como muchos nos olíamos, no era una “pequeña fractura en el peroné” lo que lo estaba manteniendo de baja desde el pasado 31 de Octubre. En aquel entonces se dijo que 7-10 días podría volver a la competición, pero lo cierto es que a partir de ahí todo ha sido “estará de baja dos semanas más”. Con suerte volverá para Navidad, y aún hay bastantes dudas al respecto. Parece ser que el causante de que el canadiense esté más tiempo de baja del originalmente estimado es un pinzamiento nervioso a nivel de la zona donde se había producido la fractura. Vamos, un caso de auténtica mala suerte dada la escasa importancia de la lesión original.


  • Pau Gasol. Su tendinitis en ambas rodillas puede explicar, en parte (y sólo en parte) su pobre inicio de temporada. Dejando de lado las molestias con las que jugó en sus últimas actuaciones, también se veía una clara falta de ganas durante varias fases de las mismas, especialmente tras la llegada de D’Antoni. ¿Quizá esta apatía venía dada por el propio sistema del nuevo técnico? Puede, no seré yo quien lo ponga en duda. Porque jugar en un sistema que rehúye de jugar con un quinteto excesivamente alto y relega al “PF” fundamentalmente al tiro de media y larga distancia no debe ser fácil ni ilusionante para un jugador como Pau, y más a estas alturas de la película. Claro, la baja de Nash, compañero en el “Pick&Roll", tampoco ha debido de contribuir a su acoplamiento al sistema del ex-técnico de Phoenix y Nueva York.


  • Steve Blake. Por sí solo no se puede decir que sea una baja como para condicionar mucho el devenir de este equipo, pero claro, ante la ausencia de Nash ha sido un contratiempo relativamente importante, puesto que sin él la dirección de juego quedaba bajo la batuta de un Chris Duhon que llevaba dos años de vacaciones en Orlando y Darius Morris, la segunda ronda del Draft del año pasado del conjunto angelino que, sorprendentemente, no había sido cortado al final de la presente pretemporada.

Así pues con todo esto se puede comprender, insisto, en parte, el mal juego desplegado por los Lakers en el prácticamente ya primer tercio que se ha disputado de esta 2012-13. Pero no sólo se deja notar en el atasco ofensivo que se puede ver en determinados momentos de los partidos, sino también en la cantidad de balones perdidos por choque. Con 16.2 pérdidas de promedio, son los segundos que peor cuidan el balón de toda la Liga, sólo superados por las 16.4 de unos Rockets plagados de jugadores jóvenes.


Resto de titulares

Nos referimos a Kobe, Metta World Peace y Dwight Howard.

El último de todos está a un nivel bastante inferior al que se le suponía, no sabemos si porque aún no está en forma después de la operación de espalda a la que se sometió antes de los PO del curso pasado. A esto hay que unir su falta de actitud en ciertas fases de los encuentros (como por ejemplo bajo los tableros en los minutos finales) y su paupérrimo porcentaje en tiros libres, que le ha costado a los angelinos más de un partido y ha hecho que el “Hack-a [inserte aquí el nombre del jugador con muñeca de palo que desee]” vuelva a verse por el Staples. Como para no acordarnos de aquellos años en los que se mandaba a O’Neal a lanzar piedras desde el 4.60. Aunque aquí hay que decir que la culpa no ha sido sólo de Howard: D’Antoni ha asistido impasible a ese tosco espectáculo de hacerle falta al peor tirador de libres de la Liga (con el claro y lógico propósito de acercarse en el marcador y, de paso, cortarles el ritmo de ataque a sus pupilos) sin ser capaz de sacar a Howard del encuentro durante los minutos en los que esa táctica podía hacerle a los de LA irse del mismo, como sucedió en más de una ocasión. ¿Miedo? ¿Incompetencia? No sabría qué decir, pero lo que sí es cierto es que el mantener al pívot en pista le costó un par de derrotas a su equipo.

Por el contrario, MWP está resultando la sorpresa agradable de la temporada. Tras tres años en LA en las cuales no hacía más que empeorar sus estadísticas individuales, el prometedor final de curso que protagonizó el curso pasado se ha visto continuado en la actual 2012-13. Anotando, tirando bien desde la línea de tres (para lo que son sus porcentajes a lo largo de su carrera) y ayudando en rebote y en defensa, es uno de los causantes de que el récord de LAL no sea aún peor de lo que es en la actualidad.

Y queda por mencionar Kobe. Sí, ese jugador al que critican en base a una estadística que dice que en esta 2012-13 ha pasado en 14 ocasiones de la treintena de puntos anotados y que sus Lakers únicamente han sido capaces de ganar en tres de ellas (1 de 12 antes de la última “racha” de victorias). Dejando aparte estadísticas sesgadas que carecen de validez real en mi opinión (porque si no se tiene en cuenta la situación de cada uno de esos partidos esos números caen poco menos que en saco roto), lo cierto es que, curiosamente, este año se ha podido ver al Kobe menos egoísta. Los chicos de por entonces Mike Brown comenzaron la campaña aquel 30 de Octubre contra Dallas en el Staples, donde se vio a un equipo que trataba de jugar al poste, entre pívots y, si era necesario, le daba la bola a Bryant para que resolviera. Kobe, quien era consciente de la calidad de los jugadores con los que se le había rodeado esta temporada, tuvo una clara intención de jugar al “pase primero” en los encuentros siguientes, algo que casi nunca le habíamos visto a lo largo de su dilatada carrera en la Liga. Desafortunadamente, la nefasta marcha de la franquicia californiana (y a veces el escaso acierto de sus compañeros) ha hecho que esto cambie. Aunque sigue promediando 5 asistencias, se le ha podido ver forzando más de lo que venía siendo costumbre y tratando en muchas ocasiones de tomar la responsabilidad ante el pasotismo generalizado del resto. Como siempre, siendo él el único que le ponía algo de ganas. Y aun con todo eso sus porcentajes “apenas” han bajado hasta el 47.8% (en lo que sigue siendo el mejor porcentaje de acierto de su carrera) a la vez que su aportación ofensiva y su número de tiros por choque han aumentado sustancialmente.



Dirección desde el banquillo

No se puede decir que, hasta la fecha, D’Antoni esté haciendo un gran trabajo. A pesar, que siempre hay que remarcarlo, de las bajas y de que ha llegado al equipo una vez iniciada la temporada. Probablemente tenga gran parte de culpa la configuración de la plantilla, puesto que contar con dos interiores como Pau Gasol y Dwight Howard no es precisamente el material propicio para su sistema de juego. Porque tener en el banco a Jordan Hill como uno de los recambios de esos interiores no es tampoco algo que case mucho con el estilo del técnico. Pero ahí también es donde hay que exigirle a un tipo que, se supone, ha sido uno de los mejores de la Liga durante algunas campañas.

También se podría decir que lo lógico hubiera sido no fichar al italo-estadounidense y sí a algún otro entrenador que no chocara tan frontalmente con el actual plantel de los Lakers, pero eso sería pedirle a Jim Buss que actuara con cierta inteligencia, algo así como pedirle a los cerdos que volaran.

Y para mí el ejemplo más claro de que D’Antoni sigue dando palos de ciego está en los continuos cambios en el quinteto titular. Sin contar aquí el cambio lógico de Duhon por Morris como base titular, llama la atención que un tipo al que le gusta jugar con un quinteto no excesivamente alto haya relegado al (fondo del) banquillo a Antawn Jamison, un PF anotador muy de su estilo de juego y a priori lógico reemplazo de Gasol, en beneficio de Jordan Hill primero (un pívot rocoso que siempre le echa ganas y que destaca por su faceta reboteadora, pero no precisamente por su tiro ni capacidad anotadora) y, ante la lesión de espalda de éste, de Devin Ebanks después (un alero bastante limitado que le echa algo de ganas y ayuda en la defensa). En definitiva, de jugar con un PF que podía anotar desde todas las posiciones pasó a jugar con un “segundo center” al principio y con un SF con escasos recursos ofensivos después.


Vale que Hill aporta las ganas que muchos parecen no tener (incluso también Ebanks en facetas defensivas) y que así en la segunda unidad seguiría habiendo alguien capaz de anotar, pero: ¿qué pasa con el cinco inicial? Las opciones ofensivas se reducen así a Kobe (basta ver el primer cuarto contra los Cavs), los balones que acabe cogiendo Howard y lo que le dé por meter a MWP; con lo que no resulta extraño que acabe pasando lo que se pudo ver la semana pasada en Cleveland. Y a veces, como vía de escape, siempre se puede jugar todo al acierto exterior, como ya ocurrió contra Denver hace algunas semanas o incluso contra los Sixers la pasada noche.

Y para terminar dejaré sin tocar un párrafo que había dejado escrito el miércoles pasado, porque prácticamente todo lo que se señala ahí se puede decir a día de hoy a pesar de las dos últimas victorias: “en definitiva, el equipo va a la deriva. Sin un patrón de juego, sin un esquema en torno al cual poder empezar a construir algo. Además moralmente hundido, viendo cómo se pierden partidos contra los peores conjuntos de la Liga bien por sus deméritos exclusivamente, bien gracias a un “Hack-a-Howard” que acaba sacándolos mentalmente de los encuentros ante la impasividad de D’Antoni. Y lo más triste es que, aunque todo el mundo supone que acabarán entrando en Play-Offs, habrá que ver si lo hacen desde qué posición parten. Porque ahora mismo ni Steve Nash (que habrá que ver en qué condiciones vuelve) es capaz de solucionar esto. Porque, tristemente, esto cada vez se empieza a parecer más a aquellos Lakers de la 2003-04 que tanto prometían, sólo que sin conflicto de egos en el vestuario (lo cual es bastante positivo) pero, por desgracia, sin su magnífico arranque de campaña (en aquella ocasión empezaron la Regular Season con un 18-3) y sí con los problemas de lesiones. Ah, y sin un Phil Jackson en el banquillo”.

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