jueves, 26 de julio de 2012

Lo que pudo ser y no fue (I)

Jueves, 15 de Mayo de 2003. 

Los vigentes campeones de la NBA (tricampeones, mejor dicho) certificaban su eliminación al perder 110-82 en el SBC Center de San Antonio contra unos Spurs que, a la postre, serían campeones de ese curso 2002-03. Un 4-2 en semifinales de Conferencia que, si bien podía saber a fracaso vistos los tres últimos años del conjunto angelino, entraba dentro de lo previsible dada la escasa profundidad de una plantilla que, por si fuera poco, veía cómo Rick Fox, jugador fundamental en los esquemas de Phil Jackson, se lesionaba de gravedad en el cuarto partido de la Primera Ronda de Play-Offs contra los Timberwolves.

Se cerraba así la primera temporada de Phil Jackson como entrenador en la franquicia de púrpura y oro sin conseguir el título. Era también la primera vez desde 1995, año del primer retorno de Michael Jordan, que el “maestro Zen” concluía el curso sin añadir un anillo a su palmarés. 

Miércoles, 16 de Julio de 2003.

Dos meses después de aquello, los Agentes Libres Gary Payton y Karl Malone firman sus respectivos contratos y se convierten en nuevos jugadores de Los Ángeles Lakers, en un claro intento por ganar el ansiado anillo tras unas dilatadas carreras que, si bien fueron brillantes a nivel individual, siempre tuvieron el “lunar” de no haber podido conseguir el título de campeón de la NBA. En el año 96 uno y en el 97 y 98 otro acabaron cayendo en las Finales contra unos Chicago Bulls liderados por un tal Michael Jordan.


Payton procedía de Milwaukee, donde había jugado la segunda mitad de la temporada tras haber sido traspasado desde Seattle, su equipo de toda la vida, a cambio de Ray Allen (entre otros jugadores). Malone llegaba a LA tras haber estado sus 18 temporadas como profesional en los Utah Jazz, una vez que Stockton había anunciado que se retiraba al finalizar la 2002-03.

Se conformaba así un quinteto titular que casi con toda seguridad tendría a cuatro futuros “Hall of Fame”, y un equipo que pasaba directamente a ser el mayor candidato para ganar el anillo de cara a la siguiente campaña. Un modelo, por llamarlo así, que podría ser considerado un precedente de lo que luego se vería en Boston en el Verano de 2007 o, aunque de distinta forma, en Miami en el Verano de 2010. Además, Horace Grant primero y Bryon Russell después, otros dos veteranos con cierto renombre, se unían al proyecto para aportar desde el banquillo.

A priori pues, a poco que tuvieran ligeramente la suerte de cara, parecía “escrito” que esos Lakers se harían con el título del año 2004 y que en consecuencia Payton y, sobre todo, Malone, podrían ya retirarse con su preciado anillo. Pero la llamada “suerte de los campeones” parece que les fue esquiva casi desde el principio...


Primer contratiempo

El Viernes 18 de Julio de 2003 Kobe Bryant era noticia por algo que nadie se podía imaginar. El Fiscal del Condado de Eagle, en Colorado, le acusaba formalmente de haber agredido sexualmente el 30 de Junio a una joven de 19 años durante su estancia en el Centro Vacacional de Vail, en el mismo estado.

Bajo la ley del estado de Colorado este delito era considerado como violación, y acarreaba una pena que iba desde 4 años de prisión hasta la mismísima cadena perpetua.

Bryant, que tuvo que pagar $25.000 de fianza para eludir la cárcel, comenzaría así el 6 de Agosto una serie de comparecencias en los juzgados de Eagle que le llevarían a estar viajando a Colorado durante toda la temporada. El día más recordado de Kobe en ese aspecto fue el 19 de Diciembre de 2003 cuando, en un partido disputado en el Staples precisamente contra Denver, la franquicia del estado de Colorado, y en el cual no pudo comenzar de titular debido a que el viaje de vuelta a LA le impedía llegar al inicio del encuentro, acabó anotando la canasta que le daba el partido a los Lakers.

Desarrollo de la temporada

Como era de prever dada la plantilla que se había conformado, la competición no pudo empezar de mejor forma: los primeros 24 partidos se saldaron con un casi impecable balance de 19-5.

Sin embargo, el 21 de Diciembre de 2003, en un partido contra Phoenix disputado en el Staples (y que también acabarían ganando), ocurrió algo que terminaría siendo clave en el devenir del curso para los angelinos: en el minuto 4 del primer cuarto, Karl Malone, en una acción con Scott Williams, se rompió el ligamento lateral interno (LLI o MCL) de su rodilla derecha. Estaba promediando, con 40 años, 14.5 puntos, 9.9 rebotes y 3.9 asistencias en los 23 partidos que había disputado antes de ese fatídico día.

Pero lo más grave fue que los médicos de los Lakers no detectaron esa lesión, y en su lugar le diagnosticaron un simple esguince. El error, según dijo el propio Malone semanas después, se debió a que la Resonancia Magnética le fue realizada “demasiado arriba”, es decir, sólo se comprobó con ella la parte más superior del ligamento, que efectivamente estaba intacta, pero no se revisó el estado de la parte inferior del mismo, que fue la que estaba dañada. La citada rotura del LLI se la diagnosticó en Enero un médico particular en Newport Beach, que sería el que se ocuparía de su lesión a partir de entonces.

Pero ese mes no fue únicamente tiempo perdido. Como consecuencia del (erróneo) diagnóstico inicial, rápidamente comenzó una rehabilitación vigorosa que, más allá de mejorar su lesión, la agravó hasta tal punto que para cuando su médico le dio el diagnóstico real la rodilla derecha se encontraba llena de líquido, lo cual impidió que el ligamento dañado pudiera comenzar a repararse.

Fue ya entonces cuando comenzó un tratamiento conservador (esto es, evitando pasar por el quirófano) en el cual, esta vez sí, coincidieron tanto el equipo médico de la franquicia como el suyo privado. Finalmente el 12 de Marzo, casi tres meses después de aquel partido contra los Suns, volvió a las pistas. Entretanto los de LA habían disputado 39 partidos sin él, practicamente media temporada, que saldaron con un mediocre balance de 22-17, destacando una única victoria en los 7 partidos que disputaron nada más lesionarse el veteranísimo ala-pívot.

Tras su vuelta sus promedios bajaron: 12.1 puntos, 7.8 rebotes y 4.1 asistencias en los 18 partidos disputados hasta el final de la Temporada Regular. Eso sí, el equipo notó y mucho su reaparición: pese a perder el primer choque con él de nuevo en el quinteto titular, ganaron los 11 siguientes y cerraron el curso con un 14-4 gracias al cual pudieron conquistar el título de la División Pacífico (56-26) y, en consecuencia, el 2º puesto de la Conferencia Oeste. Conviene recordar que por aquel entonces el Título de División te hacía ser siempre uno de los dos primeros clasificados de la Conferencia, a pesar de tener peor récord que otras franquicias. Así los Spurs, a pesar de haber ganado un partido más que los angelinos, quedaban como terceros del Oeste. Como primeros clasificados quedaron aquellos Timberwolves de Sam Cassell, Latrell Sprewell y Kevin Garnett, con un bagaje de 58-24. Máxima igualdad la que hubo en los 4 primeros clasificados del Oeste aquella temporada, apenas separados por 3 victorias.

En total, los Lakers con El Cartero tuvieron un balance de 33-9, frente a un 23-17 sin él. Señalar que el otro partido que se perdió (en total sólo disputó 42 partidos en la Regular Season del que sería su último año como profesional) fue el disputado contra Utah, su ex-equipo, el 7 de Diciembre, también en el Staples, debido al partido de suspensión con el que la NBA le castigó por dar un codazo a Steve Nash en el partido contra Dallas del 4 de Diciembre.

Otras lesiones

Si bien el estado de la rodilla de Malone fue el que marcó el sino de la temporada para los de Los Ángeles (de ahí que el desarrollo de la misma haya ido en paralelo a su salud), no es bien cierto que los problemas físicos afectaron a prácticamente todos los jugadores importantes del roster. Gary Payton, Devean George y Derek Fisher fueron los únicos que pudieron disputar los 82 partidos de la Temporada Regular.

Rick Fox, que se rompió un tendón de su pie izquierdo en Abril de 2003, apenas pudo disputar 38 partidos al regresar a las canchas el 28 de Enero. La lesión, que inicialmente le iba a tener 6 meses de baja, le acabó manteniendo alejado de las pistas 9 meses. Por su parte, Horace Grant, el único pívot verdadero de la plantilla junto a Shaquille O’Neal, se lesionaba la cadera derecha el 2 de Marzo, estando 10 días de baja. Recayó el mismo día de su retorno (12 de Marzo contra los Wolves) y la lesión se agravó, produciéndose un desgarro en la zona y diciendo adiós a lo que restaba de la 2003-04.

Kobe Bryant se dislocaba el hombro derecho a mitad de Enero, lesión de la que recayó a principios de Marzo. Entre medias, un corte en el dedo índice de su mano derecha a finales también de ese accidentado mes de Enero. En total se perdió 17 partidos, récord para él en una temporada.


Shaquille O’Neal causaba baja en 15 partidos, gran parte de ellos, nuevamente, durante el mes de Enero, por problemas en su pantorrilla derecha. Todo esto explica también el porqué de los resultados deportivos tan pírricos de los Lakers a principios del año 2004.

Si bien estas lesiones de las dos estrellas del conjunto angelino no tuvieron repercusión alguna de cara a la postemporada, por el contrario las de Malone y las de secundarios como Fox o Grant sí que acabaron pasándole factura al conjunto de Phil Jackson, como se terminó viendo en el mes de Junio.

Más contratiempos

Gary Payton, a pesar de los más que aceptables números que firmó en la Temporada Regular (14.6 puntos, 5.5 asistencias, 4.2 rebotes y 1.2 robos), nunca se encontró cómodo en un sistema como el de Phil Jackson en el que el papel del base se limita prácticamente a subir el balón más allá de media pista. La prueba fehaciente de esto fueron sus números en Play-Offs, que cayeron hasta los 7.8 puntos, 5.3 asistencias y 3.3 rebotes.

Además el ambiente en el vestuario, con las diferencias ya irreconciliables y el choque de egos manifiesto entre Shaq y Kobe, tampoco ayudaba a que el equipo estuviera todo lo centrado y cohesionado que debía estar. De hecho, la guerra abierta entre las dos estrellas era tal que al concluir la temporada ya se preveía que Jerry Buss debería elegir entre la continuidad de uno u otro, puesto que se antojaba imposible que ambos siguieran vistiendo de púrpura y oro a pesar de haber sido compañeros desde 1996.


En la próxima (y última) entrega: más entresijos de la relación Kobe-Shaq en esa 2003-04, cómo fueron los Play-Offs (con mención especial a la Final contra Detroit) y cómo se acabó desmantelando la plantilla una vez concluida la temporada.

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